Se encuentran en el comercio ya preparadas muy distintas formulas, a base de pez, sal amoniaco, estearina, colofonia, acido clorhídrico o muriático; unas veces forma sólida (pasta), en gel e en líquido (bajo la denominación de “aguas para soldar”). Yo me fabrico mi propio flux de soldadura diluyendo un acido en agua, y no he utilizado nunca un flux en pasta o gel de los que tienen los fontaneros.
Para usarlo (y no desperdiciar el flux), pondremos tan sólo una pequeña cantidad de flux en un recipiente muy pequeño (como la tapa metálica de un bote de vidrio o incluso el tapón plástico de una botella de refresco); ahí mojaremos la punta del pincel, y lo extenderemos por la cinta de cobre de las piezas de vidrio contiguas, cuyas juntas vamos a unir con soldadura.
Aplicado el flux, posamos la punta del soldador sobre la varilla para recoger una pizca de estaño, y la depositamos colocando la punta del soldador sobre las juntas a unir. Posteriormente, tras las gotas que garantizan la junta, añadiremos mas estaño. Es importante que las juntas esten bien impregnadas de líquido de soldar.
Al ir haciendo la soldadura, veremos como el pincel ensuciará el flux liquido del recipiente. Si está realmente muy sucio o si se nos agota, rellenaremos tantas veces como sea necesario el recipiente con mas flux limpio. Atención: nunca introduciremos el pincel directamente en el bote donde almacenamos el flux, pues ensuciaríamos y estropearíamos todo el líquido.
Una vez terminada la labor de soldadura, tiraremos el sobrante del flux usado sucio, sin reutilizarlo ni mezclarlo nunca con el flux limpio, por perder éste sus propiedades.
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